martes, 27 de abril de 2010

Se abre paso nueva demanda, esta vez por calumnia, contra el candidato presidencial Juan Manuel Santos

El ex ministro acusó a un periodista independiente de ser “cómplice del terrorismo”.


El 3 de febrero del 2009 cuando le preguntaron al ex ministro de Defensa —y hoy candidato a la presidencia de la República por el partido de la U— Juan Manuel Santos Calderón, sobre el papel del periodista Hollman Morris* en el sitio de las liberaciones de un soldado y tres policías por la guerrilla de las FARC, afirmó:


“Le permitieron ir, le dieron las coordenadas y estaba entrevistando a los secuestrados antes de que llegaran por ellos. Según dicen los agentes liberados y el soldado liberado, esas entrevistas fueron inclusive libreteadas”.


Santos fue mas allá y dijo que Morris “lo que estaba haciendo, claramente, era algún juego a las FARC”.


Las declaraciones del entonces ministro iniciaron un prolongado debate en los diferentes medios de comunicación colombianos sobre el papel de los periodistas en el cubrimiento del conflicto armado que vive Colombia.


Dichas declaraciones, desencadenaron una ola de amenazas contre el comunicador, su proyecto periodístico ‘Contravía’ y su familia; en Colombia la sociedad sabe que lanzar este tipo de señalamientos le cuestan la vida a la gente.


Precisamente por estas manifestaciones, los Comisionados para la libertad de expresión, tanto de Naciones Unidas como de la OEA, se pronunciaron y rechazaron las afirmaciones del ex ministro como las del presidente Uribe que, una y otra vez, lo señalaron de “aliado del terrorismo”.


El único pecado del comunicador, para maestros de ética periodística como el colombiano Javier Darío Restrepo, fue encontrarse en el lugar de la noticia en contravía a los designios presidenciales que prefieren una prensa oficialista.


Hoy se conoció un documento de la Fiscalía General de la Nación de Colombia, fechado en julio del año pasado, donde declara el archivo de las diligencias en contra de Morris que incluso no alcanzaron a llegar a la imputación de cargos por las siguientes razones:


Dice la Fiscalía: “En primer lugar, nótese de las versiones de los policías liberados Lozano y Torres, se logra establecer que el periodista Hollman Morris, no ejerció ninguna clase de constreñimiento en el momento en que desarrolló la entrevista, sino por el contrario se limitaron al trabajo periodístico, como se advierte de las afirmaciones de los dependientes”.


“La Fiscalía encuentra que comportamiento desplegado por el señor Hollman Morris, para el día de la liberación de los soldados no reviste las características de delito, teniendo en cuenta, que brillan por su ausencia los elementos objetivos y subjetivos del tipo penal de constreñimiento ilegal, además se adolece por completo que el sujeto activo hubiese ejercido alguna clase de acción o fuerza para doblegar a los miembros de la fuerza pública al momento de efectuarles la entrevista; elementos éstos sin los cuales puede llevarse a cabo plenamente el proceso de adecuación típica, tal como lo ha decantado la dogmática penal”.


Por lo anterior la Fiscalía determina el archivo de las diligencias. Por ello, el periodista pidió a la Unidad de Terrorismo de la Fiscalía que, congruente con la decisión de archivar el proceso que se había iniciado en su contra por el cubrimiento de la liberación unilateral de tres miembros de las fuerzas militares por las Farc en febrero de 2009, proceda a solicitar ante el Juez de control de garantías correspondiente la PRECLUSIÓN DEFINITIVA del caso.


Al mismo tiempo, el periodista Morris, manifestó que iniciará inmediatamente las acciones penales correspondientes contra las personas que elevaron calumnias en su contra y que le imputaron los delitos antes citados, por el sólo hecho de cumplir con su derecho y deber como periodista independiente.


Entre las personas que serían objeto de dicha acción, se encontraría el actual candidato presidencial Juan Manuel Santos.


El comunicador además pidió a las autoridades que se establezca quién fue la persona que, desde el ministerio de Defensa, ordenó la detención arbitraria de la que fue objeto en el momento en que terminaba su cubrimiento periodístico en la población de La Unión Peneya (Caquetá) y quién dio las órdenes para que le fuera requerido —bajo presiones— el material periodístico, un día antes de las declaraciones del ministro, es decir, el 2 de febrero del 2009.


*Hollman Morris es un destacado periodista y defensor de Derechos Humanos, colombiano; galardonado con el Human Rights Wath Defender Award-2007 y el Premio de Periodismo Iberoamericano FNPI-2007.

viernes, 9 de abril de 2010

¿Se acaba Contravía?

Aduciendo motivos económicos, la junta directiva de la Casa Editorial El Tiempo (CEET) dio a conocer el cierre de la revista ‘Cambio’. Sin embargo —y como lo argumentó Rodrigo Pardo, quien fue su director—, ésta razón estuvo lejos de la realidad.

El capítulo de cierre de medios pareciera ponerse de moda, pues he sido informado que el programa de televisión ‘Contravía’, que dirige el periodista Hollman Morris, está en peligro de salir del aire; éste sí por motivos económicos. Prácticamente saldrá de la pantalla en unas semanas.

“Es una pésima noticia para un país que se ahoga en unanimismos, radicalismos y superficialidad”, dice el maestro de ética periodística Javier Darío Restrepo.

El dinero que la cooperación internacional giró para sostener al medio de comunicación se ha terminado. “De la campaña de desprestigio de los agentes del DAS, los perseguidores de la información libre han pasado a la táctica del cerco económico; formas de lucha combinadas para impedir que se conozca lo que está pasando en Colombia”, añade Restrepo.

“Es una lástima que se hayan logrado los objetivos de acallar a ‘Contravía’, a la que el DAS persiguió con —como queda demostrado— deplorable eficacia”, expresó Daniel Samper, columnista del diario El Tiempo.

Fundado el 20 de julio de 2003, ‘Contravía’ ha promovido la defensa de los derechos humanos como principio editorial. En sus 225 capítulos ha presentado crónicas, reportajes, documentales y entrevistas —en televisión que es el medio que “educa” a la mayoría de colombianos— en las que ha relatado la barbarie de la guerra del conflicto interno que vivimos y es un equipo que saca las cámaras de los estudios para llegar a los sitios más recónditos, visibilizando la esperanza y mostrando la bella geografía colombiana.

Asimismo, ha sido galardonado con los premios más importantes de América Latina: la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que preside el Nobel de literatura Gabriel García Márquez, le otorgó el premio Cemex; la organización estadounidense Human Rights Watch reconoció el trabajo por los derechos humanos y en Colombia ha sido honrado con los premios Simón Bolívar, CPB e India Catalina. También fue nominado por dos ocasiones por la organización Reporteros Sin Fronteras a mejor programa periodístico.

Del mismo modo, el trabajo de Morris fue objeto de mención en el diario norteamericano ‘Los Angeles Times’ y, en septiembre de 2008, el diario británico ‘The Guardian’ resaltó la labor del periodista en materia de derechos humanos.

Desde Washington, José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, dijo que ‘Contravía’ “es un programa que nos informa objetivamente de la realidad colombiana corriendo riesgos y superando enormes obstáculos. Es muy importante esa defensa diaria que hacemos de la libertad de expresión, ampliando el espacio para el ejercicio de la libertades públicas que es como se profundiza la democracia en Colombia al igual que en América Latina”.

El año pasado se conoció que Morris, toda su estructura familiar y el equipo periodístico de ‘Contravía’, desde 2004, fue objeto de la más infame “cacería” —en términos de la Fiscalía— por parte del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS); que incluyó seguimientos, espionaje, sabotajes, propaganda negra, amenazas e interceptación ilegal de sus correos y líneas telefónicas.

A pesar de todo esto y del plan de desprestigio contra el programa —que consistía en “definir acciones que vayan en detrimento” de organizaciones defensoras de derechos humanos—, ‘Contravía’ volvió al aire en septiembre de 2009 a sabiendas de que “no había garantías”, como lo afirmó su director Hollman Morris.

El CTI de la Fiscalía General de la Nación encontró informes del organismo de inteligencia titulados como “cursos de acción” que tenían como objetivo “iniciar campaña de desprestigio a nivel internacional a través de la vinculación (de Morris) con la guerrilla de las Farc”; “gestionar acciones de sabotaje, la suspensión de la visa, el robo de su pasaporte, cédula, etc.”, dice textualmente el documento rotulado como “secreto”.

Estas acciones de desprestigio, al parecer, eran presentadas y llevadas a embajadas y sedes diplomáticas, con el fin de, reitero, “acciones que vayan en detrimento”, para restringir posibles financiaciones.

Del mismo modo, el presidente Uribe ha señalado, en varias oportunidades, al periodista de ser “auxiliador del terrorismo”, por ejercer un periodismo independiente que controvierte las versiones oficiales.

“Estos tipos de presiones son intolerables para el ejercicio de la labor periodística, es muy preocupante y quisiera agregar mi voz y reclamar el amparo de la libertad de expresión en Colombia”, sostuvo Jon Lee Anderson, periodista de la revista norteamericana ‘The New Yorker’.

“Se necesita quién muestre la otra cara y el fondo de los hechos y quién se atreva a decir que el Rey está desnudo”, enfatizó Javier Darío Restrepo.

El trabajo de ‘Contravía’ es un rescate de las voces de las víctimas del conflicto armado, con un manejo respetuoso, para construir su memoria histórica y de esos hechos bárbaros que la sociedad no puede dejar en el olvido.

Para Germán Yances, analista de medios y director de la especialización en Televisión de la Universidad Javeriana, “es gravísimo que un medio de investigación y denuncia como ‘Contravía’ tenga que salir del aire; es una pérdida tremenda para la opinión pública”.

‘Contravía’ siempre ha contado con el apoyo económico de la cooperación internacional: la delegación de la Unión Europea en Colombia, las embajadas de Países Bajos, Canadá y Reino Unido, y Open Society Institute (OSI) —fundación con sede en Londres que financió la actual temporada—.

A pesar de ser un programa periodístico de la más alta calidad y reconocimiento a nivel nacional e internacional, nunca ha contado con el apoyo del empresariado colombiano. Morris todavía contempla la posibilidad de que OSI renueve la financiación, pero es fijo que el espacio salga por unos meses.

Este programa, compartamos o discrepemos con él, es necesario. La no emisión es una pérdida para la democracia. “A más medios, más democracia”, puntualiza el director de ‘Contravía’.

“Hay una forma de terrorismo más dañina que la que explota bombas: la que silencia periodistas, revistas y periódicos, porque esta sí destruye el alma de los colombianos”, concluye Restrepo.

miércoles, 7 de abril de 2010

“La muerte siempre ronda todo mundo, especialmente a los periodistas valientes”

José Salgar es el periodista más antiguo del mundo. Desde hace 75 años forma parte del consejo editorial del diario El Espectador.


En 1934, a sus 13 años, decidió entrar al mundo del periodismo y empezó como encargado de fundir las barras de plomo para los linotipos, cuando los periódicos se armaban con letras de ese metal.

Durante su carrera ha cubierto las épocas más fuertes de nuestro país, entre otros el asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán en 1948, la formación de guerrillas y apertura del conflicto armado colombiano en los años 60, la guerra terrorista del narcotráfico contra El Espectador y el asesinato de su director, don Guillermo Cano en el año 1986. Por todo esto, el ‘Mono’ Salgar, como lo llaman sus amigos más cercanos, es considerado uno de los padres del periodismo colombiano.


Tiene el título de ser el maestro del Nobel de literatura Gabriel García Márquez, cuando ingresó al diario en los años 50. García lo recuerda como la persona que direccionó sus aspiraciones periodísticas.


Salgar ha sido honrado con los máximos premios de la profesión: el premio Simón Bolívar, el premio CPB y el Cemex de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), a la vida y obra de un periodista; y el Mergenthaler de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). También es autor del libro "Coletilla al fin de siglo", que es un texto para las nuevas generaciones de periodistas que relata sus experiencias en El Espectador; fue lanzado en 1999 por el fondo de publicaciones de la Universidad Sergio Arboleda, en donde fue decano para la Facultad de Comunicación Social y Periodismo.


Julián Martínez Vallejo: ¿Cómo fue su llegada a El Espectador?

José Salgar: Yo soy el más antiguo de los periodistas del mundo, comencé a los 13 años. Era un muchacho que estaba comenzando a estudiar bachillerato y caí en el periodismo, esa es una historia que se ha contado mucho, Gabriel García Márquez la cuenta en sus memorias. Yo pase más de 70 años de trabajo en El Espectador. Toda la vida he estado allá y pasé la mayor parte de mi vida con Guillermo Cano.



J.M.V.: ¿Aún escribe la columna “El hombre de la calle”?

J.S.: Después de 40 años de estarla haciendo la suspendí cuando El Espectador se volvió semanario y dije que la reanudaría cuando fuera diario, después resolví continuarla y la estoy escribiendo en este momento sobre temas de actualidad con el mismo nombre de “El hombre de la calle” los sábados en El Espectador, ahora que ha vuelto a ser diario.


J.M.V.: ¿Usted cuándo se conoció con Guillermo Cano?

J.S.: Cuando él estaba de estudiante en el Gimnasio Moderno yo ya era jefe de redacción de El Espectador, ahí nos conocimos. Él entró a mis órdenes como redactor y ahí comenzó. Después tuvimos 38 años continuos de trabajo hasta que él murió.


J.M.V.: ¿Cómo fue su relación con Guillermo Cano durante esos 38 años continuos de trabajo?

J.S.: Ni un sí, ni un no. De una amistad muy cordial, de una afinidad como periodistas muy grande y dos personas que siempre tuvieron una gran amistad y un gran profesionalismo.


J.M.V.: Don Guillermo Cano le hizo una dedicatoria a usted en una de sus editoriales el 31 de julio de 1983. Éstas fueron sus palabras:


"Escribo sobre José Salgar con un grado de admiración que se acerca muchísimo a la idealización del periodista perfecto. No en vano me ha tocado ser testigo de excepción de la mayor parte de su vida profesional y puedo dar fe y testimonio irrefutable de que como el Mono Salgar no hay dos ni ha habido dos en el periodismo colombiano. Se hizo a sí mismo, en todos los sentidos. Se educó, se capacitó, se perfeccionó por propio esfuerzo, sin ayuda externa, en razón de su inteligencia y del alma de periodista que nació con su alma.


Pero sobre todo, sin proponérselo, por inescrutable destino, se convirtió en maestro de periodistas. Son más los alumnos consagrados de José Salgar que trabajan en la prensa escrita, en la radio, en la televisión, en las revistas, en todo lo que tenga que ver con la ciencia de la comunicación de masas, que los egresados de las universidades. Abundantes testimonios darán fe de que no exagero". (El Espectador, 'Libreta de Apuntes', 31 de julio de 1983)


¿Usted qué hizo y qué le dijo a don Guillermo?

J.S.: Yo le agradecí mucho esa nota que se publicó como editorial de El Espectador cuando yo cumplí 50 años de trabajo en el periódico. Guillermo siempre fue muy particular conmigo y esa fue una muestra. Yo le di un abrazo muy fuerte. Me recuerdo con mucho cariño y muy agradecido de esas palabras.


J.M.V.: ¿Cuál es el recuerdo que más lo impacto el 17 de diciembre de 1986 cuando asesinaron a Guillermo Cano Isaza?

J.S.: Mi actitud fue únicamente encargarme de la edición del otro día. Yo lo único que hice fue retirar el editorial y poner en lugar del editorial una frase que decía: “Seguimos adelante”, y hemos seguido adelante. Con el ejemplo de Guillermo, El Espectador y su política editorial siguió adelante.



J.M.V.: Cuando hablaba con don Guillermo sobre el narcotráfico ¿Usted le llegó a aconsejar que no denunciara?

J.S.: No porque nunca sentimos la amenaza que hubo. Nunca creímos que se fuera a presentar eso.


J.M.V.: ¿Pero a usted no le parecía arriesgado lo que él escribía?

J.S.: No. Los periodistas siempre hemos sido amenazados pero nunca creímos que iba a pasar eso y nuestro deber era denunciar y decir la verdad.


J.M.V.: ¿Usted ha recibido amenazas de muerte?

J.S.: Sí muchas veces. Después de la muerte de Guillermo Cano, recibí frecuentes amenazas de asesinato por parte de “los extraditables”, los mismos que asesinaron a Guillermo.


J.M.V.: ¿Es necesario que un periodista oculte verdades por proteger su vida?

J.S.: El periodista debe estar por encima de todas las cosas, decirlas con valor y resistir las dificultades que tenga.


J.M.V.: ¿Así le implique la muerte?

J.S.: La muerte siempre ronda todo mundo, especialmente a los periodistas valientes.


J.M.V.: ¿Qué tipo de principios éticos debe tener un periodista para ejercer bien su profesión?

J.S.: Libertad de expresión y prensa y decir la verdad con valentía.


J.M.V.: Cambiando el tema ¿Cómo vivió los 100 años de El Espectador en 1987?

J.S.: Los 100 años los hice yo como codirector del periódico, celebramos trabajando muy bien, trabajando con el mismo empeño de siempre.


J.M.V.: ¿Cómo los hubiese vivido si don Guillermo hubiera estado vivo?

J.S.: Pues deacuerdo con él, hubiéramos compartido esa celebración los dos, como compartimos muchas otras.


J.M.V.: ¿Él antes de morir esperaba ese momento con ansias?

J.S.: Sí claro, él tenía muchas ansias y estaba preparando esa celebración.


J.M.V.: ¿Cuál es el mejor recuerdo de Guillermo Cano?

J.S.: Muchos, muchos durante tanto tiempo. No tengo sino buenos recuerdos de él, no tengo un sólo recuerdo malo. Todos son buenos, especialmente la emoción que él sentía cuando se hacia un buen periódico, entonces esa emoción la compartíamos siempre, y como tratábamos de hacer siempre un buen periódico, se repetía mucho.



J.M.V.: ¿Usted que opinó con la venta de El Espectador?

J.S.: No estuve deacuerdo porque se hubieran podido arreglar las cosas sin que la familia vendiera el periódico, pero el periodismo internacional ha venido cayendo y El Espectador cayó prematuramente. Pero tenía que caer de todas maneras porque el Internet ha sido una amenaza violenta sobre el periodismo escrito, los tiempos han cambiado y eso tenía que ocurrir.


J.M.V.: ¿Guillermo Cano lo hubiera vendido?

J.S.: Se hubiera opuesto, pero es posible que ante las circunstancias que ha tenido el periodismo internacional, él hubiera estado deacuerdo con su venta, así como pasó con El Tiempo.


J.M.V.: ¿Cómo le ha parecido la dirección de Fidel Cano Correa?

J.S.: Me parece que es una persona que está muy interesada, conoce mucho y tiene los que nosotros llamamos “el gusanillo periodístico” para tratar de hacer un periódico muy bueno siempre.


J.M.V.: ¿Qué diferencias hay entre El Espectador de hoy y El Espectador de hace 20 años?

J.S.: Pues las mismas diferencias enormes que hay entre los periódicos de hoy y los de dentro de 20 años, porque cada periódico tiene su época, el Internet acaba de nacer y eso va a transformar todo, dentro de 20 años los periódicos no van a tener nada que ver con los de hoy.


J.M.V.: ¿Pero cuál es la diferencia que más se marca, antes denunciaban más?

J.S.: No, sigue la misma norma de valentía periodística y profesional, pero con nuevas herramientas, como el Internet.


J.M.V.: ¿Cómo ve el periodismo de ahora?

J.S.: Está naciendo un nuevo periodismo, eso tarda mucho. Para hacer ese periodismo tan bueno que hubo el siglo pasado, nos demoramos entre todos 30 ó 40 años, entonces está en ese proceso.


J.M.V.: ¿En qué se diferencia El Tiempo y El Espectador?

J.S.: Han sido siempre muy diferentes, El Tiempo ha sido más interesado en lo económico y El Espectador más en lo intelectual y en lo periodístico. Son periódicos bastante diferentes, pero ambos en un plano muy grande y siguen siendo competidores pero distintos.


J.M.V.: ¿Qué palabras encajan para definir a Guillermo Cano Isaza?

J.S.: Un grande hombre, un gran mártir y un ejemplo para los periodistas actuales y futuros.


Fotos: ‘El Espectador’