martes, 31 de marzo de 2009

Guillermo Cano: ética y periodismo *

Hace 22 años el periodismo colombiano recibió la cachetada más grande en su historia: asesinaron a Guillermo Cano, director de El Espectador. Dos sicarios pagados por el narcotráfico silenciaron la “Libreta de Apuntes”, una columna que acostumbraba a escribir para denunciar a los carteles de la droga, la violación de Derechos Humanos y para defender la libertad de expresión y prensa.

Don Guillermo Cano nos dejó un legado impresionante que las nuevas generaciones de periodistas deben tener en cuenta para ejercer el oficio, por consiguiente, es un referente obligado. En julio de 1983 escribió en su “Libreta de Apuntes”, que el periodista debe tener credibilidad: “Sin credibilidad la prensa está perdida (…) porque la credibilidad lleva envueltos todos los valores fundamentales del periodismo: la ética, la moral, la responsabilidad, la veracidad y la objetividad”.

También nos enseñó que el periodista debe tener memoria. Cuando Pablo Escobar llegó al Congreso en 1984, a don Guillermo se le hizo “familiar” esa cara, entonces buscó dentro de su archivo periodístico y se encontró con que había sido capturado ocho años atrás con unos kilos de coca en la frontera con Ecuador, de manera que, por primera vez, se tenía una prueba fehaciente de que Escobar era lo que todo el mundo especulaba pero que nadie podía probar: un narcotraficante.

Don Guillermo es recordado por su rectitud profesional que lo llevó a anteponer la verdad sobre su vida, vivió 38 —de sus 61 años— en El Espectador por unos principios y murió defendiéndolos. No en vano, el Premio Mundial Unesco a la Libertad de Prensa lleva su nombre, el cual este año fue concedido a la periodista mexicana Lydia Cacho Ribeiro por su valerosa defensa de los Derechos Humanos de las mujeres en América Latina.

El nombre de Guillermo Cano es mencionado internacionalmente gracias a este galardón que hace apología al valeroso trabajo que desempeñó como periodista. Definitivamente los que más nos olvidamos de él somos los propios colombianos por quienes luchó y pidió “una sociedad más igualitaria, más justa, más honesta y más próspera”, como lo plasmó horas antes de ser inmolado. Infortunadamente la precariedad de la justicia ha llevado a la impunidad en el caso Cano, 22 años y aún no se conoce con exactitud la verdad del magnicidio.

Hace exactamente un año El Espectador publicó una información que compromete a Carlos Alberto Gaviria Vélez —hermano del asesor presidencial José Obdulio Gaviria— con el pagador de los sicarios, Luis Carlos Molina (que purgó escasos seis años en la cárcel), con quien tuvo negocios. Este hecho llevó a la Fiscalía a reabrir las investigaciones en abril de este año por el asesinato del desaparecido director. Colombia entera espera y necesita la verdad de todas las investigaciones en las que reina la impunidad.

Cuatro meses antes de su muerte Cano Isaza escribió: “No es que la impunidad acabe con todo, es que ya acabó entre nosotros, cuando aceptar el encargo sagrado de impartir justicia es firmar la propia sentencia de muerte. Ante este panorama infernal nadie puede mostrarse indiferente, pensando que sólo afecta a los demás”.

Guillermo Cano fue un excelente periodista, entre otras cosas, porque siempre pensó que la mejor forma de hacer patria era el periodismo, un periodismo comprometido con la verdad y el respeto por la opinión pública.

El futuro del oficio debe sacar el Guillermo Cano que tiene adentro, para disfrutar con pasión de su ejercicio y hacer de él un servicio para la sociedad.

Fotografía - Archivo 'El Espectador'.
*Texto originalmente publicado en 'El Espectador' el 17 de diciembre de 2008.

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