domingo, 20 de junio de 2010

“Yo salgo del periódico por las noches y no sé qué va a pasar. Es una amenaza que todos los periodistas tenemos encima”

Última entrevista concedida por don Guillermo Cano Isaza, director de El Espectador, asesinado por la mafia del narcotráfico en diciembre de 1986.

Por considerar este documento tan importante y memorable, se ha transcrito para la lectura de todos. El legado de don Guillermo tiene que despertar pasión en las nuevas generaciones de periodistas.

Para el programa de televisión del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), Cecilia Orozco entrevistó a esta eminencia del periodismo colombiano dos días antes de su homicidio. Sus respuestas cobran total vigencia.

Diciembre 15 de 1986

Cecilia Orozco: Don Guillermo, ¿ha sentido usted que han tratado de presionar o coartar la libertad de expresión de El Espectador?

Guillermo Cano Isaza: No sólo lo he sentido sino que lo he sufrido, presiones de tipo político y económico, y en las épocas de la fundación del periódico hace 100 años, también presiones de tipo religioso. Esas presiones existen sobre la prensa aunque hay una libertad respetada en este momento por el gobierno y en general por los grupos que en tiempos anteriores ejercieron una más descarada presión.

C.O.: ¿En los últimos tiempos esa presión ha venido de parte de algún personaje, de algún grupo o de alguna oficina gubernamental?

G.C.I.: Yo creo que sí han existido en el caso de El Espectador presiones económicas, que entrañan al mismo tiempo presiones políticas. La posición independiente de El Espectador es bastante firme y no es del agrado de cierta clase política, que cuando ejerce el poder, quiere obligarnos a cambiar nuestro modo de ser o nuestro modo de opinar, suprimiendo las pautas publicitarias de los organismos oficiales, por ejemplo. Tenemos también el caso muy notable del Grupo Grancolombiano, que ustedes conocieron suficientemente. No sólo se retira toda la publicidad de las empresas del Grupo, que eran muchas, sino que sus directivos presionaron a personas independientes que tenían préstamos en el Banco de Colombia o en algunas de las empresas de ellos, para que no divulgaran publicidad en El Espectador.

C.O.: A su modo de ver, ¿este tipo de presiones ha prosperado en el país o, al contrario, ha disminuido?

G.C.I: Yo creo que no han dado resultado. Esas presiones son transitorias. Pueden causarle un gran perjuicio a los medios, pero a la larga, se impone la verticalidad y la honestidad del periódico.


C.O.: ¿Considera usted que hay algún tema vedado en El Espectador, ya sea por autocontrol o por presiones externas?

G.C.I.:
Yo diría que sí hay una autocensura, porque todo periódico sabe que no debe incurrir en la calumnia ni en la injuria, ni utilizar un lenguaje grosero. Pero en cuanto a la idea aquí se respetan todos los puntos de vista de las personas que colaboran con el periódico. Y en el caso de la información, se respetan también los puntos de vista de las personas que tienen alguna injerencia en el país.

C.O.: Hemos encontrado en el desarrollo de este programa, un consenso entre los periodistas, particularmente comentaristas, respecto a que existe un tema vedado, por autocensura, por temor a la pérdida de la vida, y ese tema es el narcotráfico. ¿Usted diría que eso es cierto?

G.C.I.:
Yo hablaría a nombre del periódico y de mi persona. Yo no he tenido amenazas del narcotráfico de ninguna clase, a pesar de que mi columna ha estado muy dedicada a tratar este aspecto con bastante energía, porque creo que ese es uno de los problemas más graves que tiene el país en estos momentos. Pero sí sé de personas que escriben en los periódicos, que han sido amenazadas de muerte y que inclusive han sido asesinadas vilmente.

C.O.: Eso, desde luego, afecta la libertad de prensa en Colombia…

G.C.I.:
Pues claro, desde luego, es una amenaza que tenemos los periodistas encima. Yo salgo del periódico por las noches y no sé qué va a pasar.

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